El tema de los osarios siempre me ha interesado y lo que querría proponeros es un viaje para visitar distintos osarios de la mano de un libro titulado El imperio de la muerte de Paul Koudounaris de la editorial H.f.ullmann.
El libro nos habla de cómo desde tiempos neolíticos se observa la importancia dada a los huesos en algunas necrópolis, parece que la idea primigenia de la exposición de los huesos pudiera tener un componente ceremonial o religioso. Pero el verdadero origen de los que hoy llamamos osarios tiene una vinculación con el cristianismo que, a diferencia de otras religiones, entierra a los muertos en vez de incinerarlos.
Los cristianos, desde sus orígenes, van a querer enterrarse en suelo sagrado, esto es, alrededor de las iglesias. Este hecho va a implicar una rápida saturación de los suelos sagrados de donde viene el problema de qué hacer con tantos huesos acumulados. Una de las soluciones a este problema será la creación de osarios.
Así, los primeros osarios se crearon en los monasterios ortodoxos griegos ante la acuciante necesidad de espacio para sus muertos. El primer osario del que tenemos registro es el del monasterio de Santa Catalina del Sinaí en Egipto, aproximadamente del año 530.
En Europa occidental se datan en fechas posteriores. Tenemos constancia de algunos en el siglo XII, pero cuando toman importancia es en el siglo XIII. En el caso de Alemania, llegó a ser obligatorio que las iglesias contaran con un osario. La costumbre pasó pronto a Italia, a Francia, y más tarde a todo el continente.
Si bien estos primeros osarios estaban destinados únicamente al almacenamiento de huesos, a partir del siglo XIV esos recintos empezarían a ser visitados y venerados.
Los osarios van a tener un auge importantísimo a partir de la Contrarreforma, fundamentalmente desde comienzos del siglo XVII. Es en ese momento cuando pasan de ser recintos que almacenan huesos a constituir composiciones artísticas arquitectónicas. Y aquí es donde surgen los osarios visitables, realizados con una intención artística además de sagrada.
Empezamos el recorrido por la República Checa y por el osario de Sedlec, quizá el más famoso de Europa.
El monasterio original se construyó en 1142 y adquirió notoriedad cuando Enrique, el abad, fue enviado a Tierra Santa y trajo consigo tierra recogida en el Gólgota y la esparció por el cementerio de la abadía. Este acto generó un fenómeno de atracción de fieles, y el cementerio de Sedlec se convirtió en un lugar de entierro codiciado en toda Europa Central.
En torno al año 1400 se construyó una iglesia gótica en el cementerio dedicada a todos los santos, con una bóveda en la parte superior y una capilla en el sótano, donde se ubicó el osario. Esta es la estructura que podemos ver ahora.
La historia del osario actual nos conduce al siglo XVIII, cuando la familia Schwarzenberg adquirió el monasterio. En 1860 se acometieron las reformas del espacio y la nueva decoración. La capilla contó con restos de más de cuarenta mil personas.
Entre las composiciones artísticas de este lugar realizadas con huesos podemos destacar: la lámpara de araña, los cálices de hueso, grandes custodias con calaveras en medio, guirnaldas y cuatro chapiteles con calaveras rematados por angelotes. Además, como elemento relevante dentro de la capilla, hay que destacar el escudo de la familia Schwarzenberg, realizado íntegramente con huesos.
El segundo que quiero citar está en Roma, y se ubica en la Iglesia de Santa María de la Concepción de los Capuchinos que fue construida entre 1626 y 1631 bajo las órdenes del papa Urbano VIII.
Tras la finalización de la construcción de la iglesia, en 1631, Fray Antonio Marcello Barberini ordenó el traslado de los restos de los hermanos Capuchinos desde el cementerio principal hasta la cripta de la iglesia. Pero el encargo implicaba además que estos huesos fuesen ordenados de forma “artística”. La cripta está dividida en seis pequeñas capillas decoradas con los huesos de más de 4.000 capuchinos fallecidos entre 1528 y 1870.
Además de los huesos ordenados de diferentes formas, en la cripta también se pueden ver algunos esqueletos completos ataviados con el hábito de los monjes capuchinos, lo que le confiere un aspecto verdaderamente siniestro. En la iglesia hay una inscripción que dice: “Aquello que vosotros sois, nosotros éramos; aquello que nosotros somos, vosotros seréis”.
Pero también hay osarios que no están vinculados a la fe cristiana. Y hay uno muy importante. Me estoy refiriendo a las Catacumbas de París. Las catacumbas en su origen eran unos túneles destinados a canteras para fabricar los edificios de la ciudad, pero en 1786, para combatir las epidemias y enfermedades que asolaban a la población se decidió trasladar los cadáveres y huesos de distintos cementerios de la ciudad a las catacumbas. La mayoría de esos huesos provenían del gran cementerio de los Inocentes, en el cual sabemos que estuvieron representadas las más famosas Danzas de la muerte que por desgracia en esa época se destruyeron.
Sabemos que las catacumbas albergan más de seis millones de esqueletos humanos en unos 300 kilómetros de túneles, la mayor concentración de este tipo en Europa.
Esos huesos se dispusieron colocados a lo largo de todas las galerías, de las que en la actualidad solo se pueden visitar una pequeña parte.
Si queremos visitar osarios en la Península, tenemos por una parte, el de Wamba, muy cerquita de Valladolid. Aquí os remito al Programa 14 de Mistérica Radio Secreta donde Manuel Berrocal nos habla de este osario. Pero no muy lejos tenemos uno muy importante que está en Portugal, en la localidad de Évora.
Se trata de la Capela dos Ossos, una pequeña capilla interior situada en las proximidades de la Iglesia de San Francisco. Fue construida en el siglo XVI por un monje franciscano quien, bajo el espíritu de la Contrarreforma, quería llevar a sus hermanos hacia la contemplación y transmitir un mensaje sobre el carácter efímero y transitorio de la vida.
Sus paredes y sus ocho columnas están “decoradas” con huesos y cráneos cuidadosamente ordenados y sujetos con cemento.
Se calcula que el número aproximado de esqueletos es de unos 5000, provenientes de los cementerios de las iglesias situadas en los alrededores. Algunos de los cráneos tienen dibujados grafitis sobre ellos. Además, hay dos cadáveres disecados, uno de ellos perteneciente a un niño, los cuales están colgados de unas cadenas.
Y aquí termina este pequeño recorrido por los osarios más importantes pero recordad que existen muchos más que podéis conocer a través del libro El imperio de la muerte de Paul Koudounaris.
Pedro Ortega es el director del Proyecto Mistérica y colaborador y productor del programa Mistérica Radio Secreta. Tiene formación humanística (doctor en filosofía, máster en edición digital e historiador del arte) y técnica (ingeniero industrial) y lleva más de 20 años dedicado a la gestión cultural.