Jesús Palacios.

Hollywood Maldito.

Valdemar. Madrid, 2014.

Por Pedro Ortega.

Estamos acostumbrados a hablar de castillos embrujados, fenómenos poltergeist asociados a lugares, males de ojo, pero lo que no parece tan habitual es hablar de cine maldito. Parece ser, como bien nos ilustra Jesús Palacios, que el hecho de rodar cierto tipo de películas entraña un riesgo de maldición. Tratar con seres demoníacos, con regresados de la tumba, casas encantadas o héroes con poderes que desafían a los de los pobres mortales, son temas con los que tenemos que andar con cuidado.

Hollywood malditoJesús Palacios, en un brillante ensayo, hace un recorrido por las maldiciones que parecen haber caído sobre actores, directores o personas vinculadas con alguna determinada película o saga y que han llegado a pagar incluso con la muerte. Palacios presenta seis casos bien concretos y documentados.

En primer lugar nos acerca a la figura de Murnau, uno de los directores que consagraron el mal llamado expresionismo alemán. Parece que el rodaje de Nosferatu —en el que incluso se cree que un verdadero vampiro llegó a interpretar algunas secuencias— acarreó una pesada losa sobre Murnau que, al viajar a Estados Unidos para presentar una película, moriría en un extraño accidente automovilístico.

La semilla del Diablo es la segunda parada. Aquí el conjurar en el filme al propio demonio para que alumbre a su hijo en la Tierra se une con la paranoia del clan Manson que asesinó brutalmente a medio equipo de rodaje además de a Sharon Tate, esposa de Polanski. El director pareció librarse de la muerte, pero no de la polémica y los escándalos que le persiguen hasta el día de hoy.

No podía faltar la película de posesiones demoníacas por antonomasia: El exorcista. La película atrajo de nuevo más muertes alrededor del reparto, además de desatar una histeria colectiva ya que muchísima gente sucumbió a la psicosis de la posesión diabólica y se multiplicaron los casos de exorcismos.

El viaje nos lleva también a Poltergeist, otro de los clásicos del terror paranormal, que cuenta con una muerte más después de cada una de sus partes.

Pero un caso singular que nos presenta Palacios es la saga de Superman. Aquí parece no conjurarse ninguna presencia maldita ni ningún fenómeno paranormal pero lo que sucede es que se trasgreden las normas de lo humanamente posible: Superman es un héroe propio de la mitología que desafía a los dioses con sus poderes y, como bien dice Palacios, como Sísifo o Prometeo, debe pagar su tributo.

La serie de películas malditas se cierra con el caso de la famila Lee: Bruce y Brandon Lee, padre e hijo, morirán ambos rodando sus películas, de modo que su muerte parece tratarse de una extraña y retorcida broma del destino.

Como bien dice Jesús Palacios en el epílogo del libro: “nuestras películas malditas, por tanto, son fenómenos paranormales en sí mismas”. Así que mucho cuidado con las películas que andáis, no vaya a caer alguna maldición sobre vosotros…

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