Julia Margaret Cameron
«Mis aspiraciones son ennoblecer la fotografía y asegurar para ella el carácter y los usos del Gran Arte, combinando lo real y lo ideal sin sacrificar la verdad por toda la devoción que siento hacia la poesía y a la belleza.»

Su vida
Julia Margaret Cameron nació el 11 de junio de 1815 en Calcuta, de padre británico y madre francesa. Aunque su educación no fue reglada, fue una ávida lectora y su estancia en Versalles con su abuela entre 1818 y 1835 le abrió los ojos al arte y a la literatura desde muy joven. En 1836 conoció al que sería su esposo Charles Hay Cameron en Sudáfrica. Se casó con él en 1838 en Calcuta. En 1846 se trasladaron a vivir a Inglaterra y allí, en la casa de su hermana en Londres, conocerá al círculo de intelectuales de la época. En 1860 se trasladó a vivir en la isla de Wight (Inglaterra) donde cría a sus hijos. A la edad de 48 años su hija y su yerno le regalaron su primera cámara fotográfica y desde entonces 1879 desarrollará su carrera como fotógrafa entre Inglaterra y Ceilán y realizará un total de 1222 fotografías.
Podría pensarse que por la época en la que nos encontramos fuese difícil para una mujer realizar una carrera como fotógrafa. En el caso de Julia Margaret Cameron esto no es así. Por una parte, al comenzar con 48 años a fotografiar, ya había criado a sus hijos y a otros niños de parientes que tuvo a su cargo. Por otra parte, tenía una cierta posición social y esto era favorable porque en la Inglaterra victoriana estaba bien visto que la mujer se dedicase a la fotografía. Esto se debió a que, tras la validación de la fotografía por parte de la reina Victoria, entre las damas de sociedad se pusiera de moda la fotografía. Aquí podemos contar con la pionera de la fotografía Anna Atkins y con las fotógrafas Clementina Hawarden, Lady Eastlake o Lady Berkeley. “El gusto por la práctica fotográfica en las señoras de alcurnia era bien vista”.
La técnica
Cameron tenía 48 años el día que su hija y su yerno le regalaron una cámara fotográfica: «Puede divertirle, madre, tratar de hacer algunas fotografías durante su soledad en Freshwater…». Pero la fotografía no era una actividad nueva para ella. Está documentado que había trabajado como ayudante de Gustav Rejlander. De hecho conservamos algunos ejemplos de fotografías realizadas entre ambos, como es el caso de Mary Ryan (1864), una imagen en la que Cameron interpuso entre el negativo y el papel una serie de hojas que actuaban como marco, pero pronto Cameron desecharía este tipo de intervención y, de hecho, sus imágenes serían todas directas. No obstante hubo alguna excepción en la que Cameron rayaría algunos negativos para representar aureolas de santidad.
En el momento en el que Julia Margaret Cameron había comenzado a trabajar con la fotografía la técnica fotográfica había superado ya las primeras técnicas como el daguerrotipo y el calotipo y se lograba ya una fotografía más estable. La técnica más avanzada en aquel momento era el colodión húmedo. Dicha técnica fue desarrollada en 1851 por Gustave Le Gray. Esta técnica reducía el tiempo de exposición a unos segundos. Sobre una placa de vidrio impregnada en colodión, la imagen quedaba fijada con el nitrato de plata. El colodión húmedo requería de papel a la albúmina para la impresión final de las imágenes, y con ello se lograban reproducciones de muy buena calidad en este tipo de papel.

Peace
1864
© Victoria and Albert Museum, London
Influencias artísticas, históricas y literarias
En los comienzos de su período como fotógrafa, Julia bebió de su maestro Gustav Rejlander, uno de los grandes representantes de la fotografía pictorialista. Rejlander trataba de emular en sus impresiones a los lienzos pictóricos, quería componer fotografías a modo de cuadros. De hecho ha pasado a la historia por una fotografía icónica, titulada Las dos sendas de la vida, donde compuso una fotografía a partir de numerosos negativos. Con esta técnica fue pionero en su campo. No obstante, Julia, aunque va a seguir una serie de referencias pictóricas no va a utilizar el fotomontaje y, es más, se aparta del pictorialismo de su maestro.
Otras influencias más claras en la obra de Cameron provienen de la Antigüedad clásica y del Renacimiento. Por citar un ejemplo, inspirada en los mármoles de Elgin en el British Museum, Cameron hace una composición de figuras con la técnica de los paños mojados. Del Renacimiento, Rafael será también un referente, del que extraerá temas para algunas de sus fotografías, como es el caso de Santa Cecilia (a la manera de Rafael) de 1864-65. Otra fuente de inspiración artística, y de mucho peso, es la de la pintura prerrafaelita. Cameron es íntima de la familia Rossetti y también de George Frederick Watts, de quienes sus retratos parecen tener algunas similitudes, como veremos.
Las influencias bíblicas están también muy presentes en la obra de Julia Margaret Cameron. Como devota cristiana que era, Julia creó algunas escenas relacionadas con temas bíblicos: algunas de sus fotografías son madonnas (Mary Hillier como Madonna con dos niños, 1864) y otras son niños que representan la infancia de Jesús (La sombra de la cruz – Archie, mi nieto, 1865). Pero también hay obras que representan pasajes bíblicos concretos como La visitación (1864), El ángel en la tumba (1869) o Las hijas de Jerusalén, representando a las tres Marías. Si bien la mayoría de estas fotografías son meros retratos a los que da nombre, vamos a destacar una composición de personajes que representan un tema concreto: La Reina Esther y el Rey Ahasuerus de 1865. Se trata de un tema de los Evangelios Apócrifos: la reina Esther pide clemencia al Rey Ahasuerus porque los judíos la han condenado a muerte. La fiereza de la mirada del Rey hace que la joven Esther caiga desmayada. Pero la intercesión de Dios ablandará el corazón del rey que perdonará a Esther y a su pueblo. Esta escena, tremendamente dramática, la concibe Cameron con un personaje masculino a la izquierda de la composición, con una larga barba blanca y situado en penumbra. El centro-derecha lo ocupa una joven que ha caído desmayada y que está siendo sujetada por una joven que apenas aparece por detrás de la escena. Como veremos la tristeza y la desolación son las constantes en la obra de Cameron.

Sappho
1865
© Victoria and Albert Museum, London
Juia también va a destacar fotografiando personajes y escenas históricas. En lo concerniente a estos temas, Julia parece querer poner en valor el papel de la mujer a través de la historia. Por una parte Egeria (1865) podría estar representando a una religiosa hispana que en el siglo iv viajó por su cuenta y riesgo a Tierra Santa en una larga y peligrosa peregrinación. Otra mujer de la Antigüedad clásica es Hypatia (Marie Spartali) de 1867. Hipatia destacó como filósofa y maestra neoplatónica en la Alejandría del siglo iv, una de las primeras mujeres filósofas de la historia. Como la poetisa por antonomasia, Cameron va a representar a Safo en varias ocasiones a lo largo de su breve carrera. En una de ellas, fechada en 1866, representa a la modelo de perfil y con un traje elegante, a la manera de los retratos florentinos del Renacimiento, como el Retrato de Giovanna Tornabuoni (1489-1490) de Domenico Ghirlandaio, que bien podría haber servido de modelo. Otra composición histórica compuesta por varios personajes es La reina Phillipa intercediendo por los Burgueses de Calais (1872-74), tema conocido por la escultura de Rodin, en donde se muestra una escena del siglo xiv cuando el Rey Eduardo III sitia la ciudad de Calais y realiza un terrible asedio. La ciudad resiste y accede a capitular si todos los hombres son considerados libres. Eduardo III se ofreció a respetar la vida de los pobladores de la ciudad si seis hombres notables de la ciudad, en su lugar, se rindieran ante él, junto con las llaves de la ciudad, vestidos en camisón y con una soga amarrada a sus cuellos. Esta escena la resuelve Cameron con un conjunto de cinco personas (algo muy poco habitual), en donde destaca en primer término el rey, con un rostro severo; Philippa, arrodillada suplicando el perdón; tres personajes secundarios en la parte posterior, que son los burgueses, con sus miradas perdidas en varias direcciones. Es, de nuevo otra escena dramática.
En lo que a temas literarios se refiere, Julia bebe de los grandes clásicos de la literatura británica como son Milton o Shakespeare, pero también de poetas británicos del xix, como Byron o Coleridge. Por una parte podemos mencionar a Shelley, de quien extrae temas de su obra The Cenci, donde toma el personaje femenino protagonista, Beatrice, y en su triste rostro refleja el drama de la narración: el padre de Beatrice abusa de su hija. Ella, no dispuesta a seguir con este suplicio, conspirará con sus hermanos y lo matarán. Pero, lejos de solucionar el problema, serán sometidos a tortura y confesarán el crimen, por lo que serán finalmente condenados a muerte. Cameron refleja el momento final de la vida de Beatrice cuando ella, resignada, es sabedora de su muerte. Citar también una referencia a Tennyson: Porque tengo que ser la Reina de Mayo, madre (1875), en la que representa la figura de una joven coronada como reina de mayo, de acuerdo al poema “The Queen of May”. En Tennyson nos detendremos más adelante, pues surgirá una importante colaboración entre ambos: ilustrar la obra Los idilios del rey.
El retrato
Aunque hemos hablado de las distintas influencias en la obra de Julia Margaret Cameron, en realidad todas ellas son de algún modo un pretexto, pues sus fotografías son, en esencia, retratos. Podríamos decir que hay dos grandes tipos de retratos en la obra de Cameron: los femeninos y los masculinos.

Mrs. Herbert Duckworth
1872
© Victoria and Albert Museum, London
No cabe ninguna duda de que el rostro de la mujer es el tema favorito de Cameron. Para representar a la mujer, Julia salta todos los convencionalismos y las clases sociales porque sabe muy bien que lo que busca es el dramatismo y el sentimiento del rostro femenino. Representa a sus familiares, amigas y personas del servicio. Esto se debe a que su fin artístico era el ideal, por ello le gustaba que sus fotografías tuvieran cierto desenfoque (hecho que le valió numerosas críticas por parte de los académicos y críticos de arte), no le gustaban los rasgos duros y cortados, prefería que sus rostros tuvieran una cierta aureola.
Las mujeres de Cameron no sonríen. Sus poses denotan dolor, resignación, compostura, solemnidad y amor profundo y melancólico. Quiere reflejar ese sentir de la mujer que pierde a sus padres, a su marido, a sus hijos… Las vidas victorianas alrededor de Julia Margaret Cameron parecen estar impregnadas de repentina y temprana muerte. Las mujeres se volvían a casar y se hacían cargo de otros hijos de su nuevo matrimonio. Para Julia estas madres eran santas y Madonnas y los niños eran pequeños angelitos. Podríamos decir que Julia representa en sus fotografías un amor por alguien humano que es mortal. Encarna de esta manera el ideal de la tragedia romántica.
Su modelo favorita es, sin lugar a dudas, su sobrina Julia Jackson, de la que realizará muchísimos retratos, de entre ellos Mi retrato favorito de todos los tiempos, la obra paradigmática de Cameron. Otra modelo que debemos señalar es Alice Lidell, a quien retrata a los 19 años de edad. Alice Lidell fue la inspiradora del cuento Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. De hecho, Carroll había fotografíado también a Alice cuando era niña. Es posible, por tanto, que Julia Margaret Cameron conociera también a Carroll.

Whisper of the Muse
1865
© Victoria and Albert Museum, London
Los modelos masculinos, por el contrario, sí son de una posición social elevada. Son filósofos, escritores, científicos y artistas. Podemos señalar en primer lugar su relación con el círculo prerrafaelita. William Holman Hunt o William Michael Rossetti, miembros fundadores de la hermandad, fueron íntimos amigos de Cameron. Otro pintor del círculo de Cameron con cierta vinculación prerrafaelita es George Frederick Watts, quien fue íntimo amigo de Cameron y su principal valedor. Además Julia se inspira en sus obras para componer algunas de sus fotografías. El retratos más carismático de Watts es el titulado El susurro de la musa.
Entre los científicos y pensadores del círculo de Cameron que posaron para sus fotografías podemos destacar a Charles Darwin, a quien Julia apoyó pese a la controversia suscitada por El origen de las especies, y a Philip Stanhope Worsley, un filósofo al que retrató unos días antes de su muerte por tuberculosis en una imagen de una potencia sobrecogedora. También podemos señalar los retratos para otro intelectual, John Herschel.
Hay dos grandes poetas vinculados con Cameron y de los cuales hizo magníficos retratos: Henry Taylor, quien estuvo propuesto para ser poeta laureado en 1850, pero que no lo consiguió, y Alfred Tennyson que si logró ese galardón. En 1874 Julia Margaret Cameron recibió una propuesta de Tennyson que no pudo rechazar: hacer ilustraciones fotográficas para una nueva edición de Los idilios del Rey y otros poemas, una colección de poemas sobre las leyendas artúricas. Para esta colaboración, Cameron tomó como modelos tanto a sus familiares y amigos como a miembros del servicio y realizó más de 200 fotografías hasta quedar satisfecha.

May Day
1866
© Victoria and Albert Museum, London
Concibió estas imágenes como si fueran lienzos: utilizó trajes y elementos de atrezzo de la época, mientras sus modelos posaban como si se tratara de un tableau vivant (pintura viviente):
“Cada vez que Cameron colocaba a sus modelos de nuevo, reescribía los pasajes concretos del poema de Tennyson (más que un simple comentario)… No fue para ella tan simple como para el poeta o para su época culpar a las mujeres de la caída de Camelot; en su lugar, Cameron utilizó su propia lectura de estas mujeres, cuyos defectos y virtudes se entremezclaban para crear una interpretación profunda de las leyendas artúricas que ilustraba” [Lupack and Lupack, p. 46.].
Últimas fotografías
Al final de su vida, en Ceilán, Julia va a trabajar con modelos étnicos de Ceilán. Va a experimentar incluso con fotografías con hombres con el torso desnudo, práctica que no se veía bien en Inglaterra. En estos últimos años tratará algunos tipos de campesinos de la isla pero también al joven príncipe Alàmayou de Abisinia.
Por desgracia, la carrera de Cameron duró muy pocos años pues moría en 1879 a los 63 años con una carrera fotográfica de apenas 15 años. Lo cierto es que para tan escaso período de tiempo podemos afirmar sin ambages que la carrera de Julia Margaret Cameron fue la de una artista de primer nivel.
Este artículo ha sido escrito para complementar la visita a la exposición sobre Julia Margaret Cameron que se celebra en la Fundación Mapfre de Madrid (sede Bárbara de Braganza) que está abierta al público hasta el 15 de mayo de 2016.
Enlace al catálogo de la exposición
Audios en inglés:
Michael Weaver: I «Julia Margaret Cameron y su entorno cultural»
Michael Weaver: II «Julia Margaret Cameron: una fotógrafa victoriana»
Pedro Ortega es el director del Proyecto Mistérica y colaborador y productor del programa Mistérica Radio Secreta. Tiene formación humanística (doctor en filosofía, máster en edición digital e historiador del arte) y técnica (ingeniero industrial) y lleva más de 20 años dedicado a la gestión cultural.