Verano de 1816, Suiza. Junto al lago de Ginebra se encuentra Villa Diodati, donde nacerán la criatura Frankenstein y el vampiro lord Ruthven en las imaginaciones de sus autores, Mary Shelley y John Polidori. Pasan el verano en Suiza junto a dos de los grandes poetas románticos ingleses: Percy Shelley (marido de Mary) y lord Byron, de quien Polidori es médico y asistente.

Londres, 1848: tres jóvenes pintores ingleses fundan la hermandad prerrafaelita. Entre ellos se encuentra Dante Gabriel Rossetti, que además escribe poesía al igual que su hermana Christina. El médico de Byron, Polidori, era el tío de estos jóvenes poetas; a través de él y del aventurero Trelawny se entrelazan las historias de estas dos generaciones de poetas, acosados por unas musas amenazadoras gracias a la imaginación de Tim Powers.

La fuerza de su mirada. Los poetas románticos

Pueden decir los locos poetas lo que quieran
de los encantos de hadas, de peris y de diosas,
moradoras de grutas, de lagos y cascadas,
que no hay mayor delicia que una mujer real,
venga de la semilla del viejo Adán o surja
de las piedras de Pirra…

John Keats, Lamia  

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En la poesía inglesa del Romanticismo se suelen distinguir dos generaciones. Los dos grandes poetas de la llamada «primera generación» son William Wordsworth y Samuel Taylor Coleridge, autores de las Baladas líricas, obra que se estima generalmente como el pistoletazo de salida del movimiento en Inglaterra y cuyo prefacio, escrito por Wordsworth, se considera el manifiesto del Romanticismo inglés. La segunda generación está compuesta por tres poetas más conocidos por el gran público que los anteriores: John Keats, Percy Bysshe Shelley y lord Byron. Estos poetas se alejan de sus predecesores tanto en obra como en biografía, ya que los tres llevaron vidas propias del prototipo de héroe romántico que contribuyeron a crear (sobre todo Byron) y murieron jóvenes, lejos de su país natal.

El escritor estadounidense Tim Powers (Buffallo, 1952) se inspiró en la vida y obra de estos tres últimos poetas para escribir La fuerza de su mirada (1989). lord Byron era un viejo conocido de Powers porque también fue uno de los principales personajes de una novela anterior, Las puertas de Anubis (publicada en 1983), en la que el escritor norteamericano ya experimenta mezclando la realidad y la ficción para crear una historia fantástica. En el caso de La fuerza de su mirada, al igual que en Las puertas de Anubis, los personajes reales sirven para dar un halo de verosimilitud a la historia.

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El protagonista de esta novela no es ninguno de los poetas, sino Michael Crawford, un médico que está a punto de casarse por segunda vez. La noche antes de la boda, de camino al pueblo de su prometida, se hospeda en una posada junto a algunos amigos y celebran su despedida de soltero. Al salir al exterior de la taberna, en medio de una terrible tormenta, Crawford, dentro de su estado de ebriedad, teme perder el anillo con el que al día siguiente desposará a su prometida, Julia, por lo que decide colocarlo en el dedo de una estatua del jardín para recogerlo más tarde. Sin embargo, cuando vuelve a buscar el anillo, se da cuenta de que ha sucedido algo extraño: la estatua tiene la mano cerrada y no puede sacar su anillo de bodas. Crawford no se da cuenta, pero ya se ha casado. ¿Con quién? Con un ser muy celoso porque, después de la noche de bodas, encuentra a Julia muerta en la cama, su cuerpo totalmente destrozado. Crawford se ve obligado a huir, ya que le acusan del terrible asesinato, y vuelve a Londres, donde se hace pasar por un estudiante de medicina. Allí conoce a John Keats. Gracias al poeta, que en aquella época también estudiaba medicina, descubre un mundo nuevo y siniestro: el de los nefilim. En la novela de Tim Powers, los nefilim, lamias o vampiras son perseguidores o perseguidos. Perseguidos por los llamados «nefis», que principalmente los buscan como una perversión sexual. Pero también los nefilim persiguen a aquellos a quienes se sienten unidos desde su nacimiento o su «matrimonio» (como Crawford) y, al tratarse de seres extremadamente celosos, quieren a su presa solo para ellos, condenándola a una existencia solitaria y atormentada. Tanto John Keats como Percy Shelley están unidos a un nefilim desde su nacimiento, y estos actúan como amantes celosas y, principalmente, como musas. Los nefilim sienten predilección por los escritores y los poetas, por las personas con una mayor sensibilidad artística; ellas son las inspiradoras del genio poético de estos dos jóvenes, que pueden utilizar esa «conexión» para favorecer su escritura. En estas novelas, el arte y el vampirismo se ven constantemente relacionados.

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Pero Crawford solo quiere escapar de su «esposa» nefilim, por lo que se embarca en un viaje a través de la vieja Europa, atravesando Francia, los Alpes y Suiza, para terminar en Italia. En Ginebra, Crawford conoce a Shelley, Byron y Polidori, y se une a ellos en sus viajes hasta Italia, huyendo de sus temibles perseguidoras y conociendo por el camino a otros personajes que también tienen relación con los nefilim. Debatiéndose entre la atracción y la repulsión que les producen estos seres, los protagonistas finalmente intentan deshacerse de una vez por todas de ellas, con consecuencias en algunos casos devastadoras, enfrentándose en una guerra sin cuartel no solamente con criaturas sobrenaturales, sino también con los humanos que las desean y protegen.

 

Ocúltame entre las tumbas. La hermandad prerrafaelita

¿Y qué se puede decir de los muertos,
pequeño hermano?
(Oh, santa María,
¿qué es de quien muere entre cielo e infierno?)

Dante Gabriel Rossetti, «Hermana Helen»

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Tim Powers publicó en 2012 Ocúltame entre las tumbas, una secuela a La fuerza de su mirada. Ya desde su título, procedente de un verso escrito por Elizabeth Siddal, nos remite a la siguiente gran generación de artistas ingleses, esta vez en la época victoriana: los prerrafaelitas.

En 1848, los pintores John Everett Millais, William Holman Hunt y Dante Gabriel Rossetti fundan la hermandad prerrafaelita, una asociación de artistas ingleses (principalmente pintores, aunque también formaban parte de ellos críticos y escritores). Rossetti, que además de pintor era poeta, estaba muy interesado en desarrollar lazos de unión entre la pintura y la poesía, por lo que gran parte de las obras de los pintores considerados prerrafaelitas se inspiran en temas y personajes literarios: desde Shakespeare (y las numerosas representaciones de Ofelia, de Hamlet) hasta Dante Alighieri, pasando por poemas de John Keats («La víspera de Santa Inés», «La belle dame sans merci») y mitos y leyendas medievales o de la antigüedad clásica.

Dante Gabriel Rossetti provenía de una familia de artistas. Su hermano William era crítico y su hermana Christina fue una de las poetisas más reconocidas del siglo xix. Su amante, Elizabeth Siddal, además de ser musa y modelo de los pintores prerrafaelitas, también dibujaba y escribía poesía. su tío, el hermano de su madre, era ni más ni menos que John William Polidori, autor del relato El vampiro y médico de lord Byron, que ya aparece en la novela anterior. Gracias a esta conexión con Polidori, Tim Powers enlaza las dos generaciones de artistas y hace que los nefilim vuelvan a la carga en Ocúltame entre las tumbas; esta vez atormentando a Dante, a Christina, al poeta Algernon Charles Swinburne y a Edward John Trelawny, entre otros.

De nuevo en esta novela los famosos poetas tampoco son los protagonistas, sino John Crawford, hijo de Michael Crawford, el protagonista de La fuerza de su mirada. John es veterinario y ha perdido a su mujer y a sus dos hijos en un accidente un tanto extraño. Un día pasa por su consulta Adelaide McKee, una exprostituta, y le revela que siete años atrás, durante un encuentro carnal, se quedó embarazada de él. Su hija ha desaparecido, pero Adelaide sabe que sigue viva y que alguien la tiene, pues la necesita para sus malvados planes, que podrían causar la completa destrucción de Londres. John, al igual que su padre en la novela anterior, se debate entre la lógica de su mente racional y la superstición que, (por otra parte normal en su vida, ya que la ha heredado de sus padres). Adelaide y él se ven envueltos en una cruzada contra los nefilim, que han vuelto a Londres tras haber estado «durmiendo» durante más de treinta años. En esta cruzada se unen a Trelawny (el viejo aventurero amigo de Byron y Shelley que ejerce de extraño puente entre los seres humanos y los nefilim) y a los Rossetti (Christina «despertó» a su tío, Polidori, cuando era tan solo una niña, y este ha estado atormentándola desde entonces).

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Los vampiros de Tim Powers. Realidad y fantasía

Bebe ávido, u otra raza,
de nuestro tiempo muy lejos,
te sacará de la tierra
para brindar con los muertos.

Lord Byron, «Versos inscritos en una calavera usada como copa de vino»

 

Tim Powers, tanto en estas dos novelas como en la mencionada anteriormente, Las puertas de Anubis, recurre a un cóctel en el que mezcla ingredientes reales (históricos) con otros ficticios (de su invención) para conseguir un tipo de obra fantástica, ya sea de ciencia ficción o de terror, que hace que el lector se sumerja totalmente en la historia, e incluso llegue a pensar por un momento que, por increíble que parezca, los hechos que narra Powers podrían ser la realidad. Esto conlleva un meticuloso trabajo de investigación por parte del autor, que estudia a fondo las biografías y la obra de los personajes reales para integrarlos, de manera magistral, en su narración fantástica.

Además de eso, Powers da un nuevo giro al mito del vampiro en estas dos novelas remontando sus orígenes a la antigüedad, basándose en la mitología clásica e incluso en mitos bíblicos y hebreos. Sus vampiros no son los muertos que regresan de la tumba ávidos de sangre humana que les procure juventud y la vida eterna; son nefilim, musas, serpientes sedientas de sangre, posesivas y celosas de las personas a las que se han visto unidas, a quienes no dan una inmortalidad física, pero quizá sí artística. Son espíritus que pueden apoderarse de cuerpos muertos, pero no resucitan el alma de su antiguo morador, sino que lo poseen como si fuera un íncubo o un súcubo. Están relacionados con Medusa, el monstruo que convertía en piedra a aquellos que la miraban; Tim Powers hace que las «almas» de los nefilim se encuentren atrapadas en las piedras, que estas sean sus cuerpos. Los nefilim de las novelas de Powers son seres que ya estaban sobre la faz de la tierra mucho antes que la raza humana.

Las rocas […]

perdieron dureza, tornándose blandas,

ganaron en forma y crecieron un poco,

sin cantos y semejantes a hombres,

o más bien a esos cuerpos que emergen

bajo el cincel de un artista que empieza

a esculpir la figura.

Ovidio, MetamorfosisApoyándose en sus conocimientos históricos, Powers teje una trama en la que muchos de los acontecimientos históricos reales son causados por estos seres sobrenaturales. Por ejemplo, en La fuerza de su mirada, el autor hace que los miembros de la sociedad secreta de los Carbonarios, además de luchar contra la ocupación, luchen en secreto contra los Siliconarios, defensores de los nefilim. El autor se centra, principalmente, en los hechos de las vidas de los personajes históricos que protagonizan sus novelas. Una de las características de los nefilim de Powers es que no pueden atravesar el agua. Por eso los protagonistas de La fuerza de su mirada siempre intentan vivir junto a grandes extensiones de agua, ya sean el mar o lagos (como el de Ginebra, junto al que está situada la famosa Villa Diodati). En el prólogo de la novela, Shelley le dice a Byron que abandonó Inglaterra porque «a ellas les resulta casi imposible atravesar el agua, y el canal de la Mancha cuenta con una buena cantidad». Después de tal revelación, el lector puede comprender mejor la muerte en un trágico naufragio del propio Shelley o el epitafio de John Keats («Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el agua»). Tim Powers también justifica el increíble hecho (real, ya que Trelawny lo narra en sus Memorias de los últimos días de Byron y Shelley) de que, al incinerar el cuerpo de Percy Shelley, no se consumieran algunos fragmentos de su huesos (como su cráneo) y, lo más sorprendente, que su corazón permaneciese intacto. Powers también «culpa» a los nefilim de las tragedias que supusieron las muertes de la mayoría de los hijos de Percy y Mary Shelley, los abortos de ésta última, o la muerte de la pequeña Allegra Byron, hija de lord Byron con Claire Clairmont.

En Ocúltame entre las tumbas, los nefilim también están relacionados con hechos históricos de las vidas de los protagonistas: la muerte de la esposa de Dante Gabriel Rossetti, Elizabeth Siddal, y la posterior profanación de su tumba por parte del poeta y pintor; el porqué de las ruinas romanas de Londres; la negativa de Christina Rossetti a contraer matrimonio; la relación de William Rossetti con Trelawny y la misteriosa acompañante del último, conocida como la señora B.

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La figura del aventurero (y quizá pirata) Edward John Trelawny cobra una importancia mayor en la segunda novela, ya que es el gran conocedor de los nefilim que ayuda a los protagonistas a enfrentarse a ellos. Powers escribió un relato ambientado cronológicamente entre las dos novelas, Tiempo de sembrar piedras, en el que narra la historia de cómo Trelawny se convirtió en alguien perseguido por los nefilim. Se basa, de nuevo, en un episodio de la vida real del aventurero inglés, sucedido en la época en que luchó por la independencia griega, cuando dos ingleses intentaron asesinarle y le dispararon por la espalda en la fortaleza que habían construido en una caverna del monte Parnaso.

Todo esto dota a las novelas de un sentido, una lógica dentro de la fantasía. Pero Tim Powers no solo apoya su invención en acontecimientos históricos y hechos biográficos, sino también en la propia obra de los protagonistas. En ambas novelas cada capítulo viene precedido de una o varias citas, la mayoría versos escritos por los protagonistas totalmente relacionados con lo que se narrará posteriormente en el capítulo. Quizá este sea el recurso más importante para hacer que el lector pueda «creerse» la fantasía que cuenta el autor, ya que podría ser perfectamente plausible que los poetas se hubiesen inspirado en hechos (fantásticos) de sus vidas para escribir sus poemas. Dejando aparte los conocimientos que tenga el lector sobre las biografías de los personajes, al hacer que leamos esos versos y adivinemos «entre líneas» la presencia de los nefilim en ellos, Powers consigue algo más fantástico que los súcubos o los vampiros: que creamos lo increíble.

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MAS04

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