Santiago Eximeno
Lo Grotesco
Editorial Encuadres, Madrid, 2017
176 págs.
14 €
He aquí una nueva puerta abierta a los infiernos de Santiago Eximeno, un autor cuya oscuridad y amor por lo oculto y el terror ha marcado su trayectoria como escritor. En esta ocasión, la editorial Encuadres presenta una colección de cuentos de Eximeno, publicados algunos con anterioridad en diferentes revistas y antologías, junto a otros nuevos presentados por primera vez en estas páginas. Sorprende esta variedad de orígenes en todos los relatos del libro, porque parecieran tener un propósito común, pertenecen a una misma partitura, y su objetivo, es el mismo en todos ellos, desnudar el alma humana en un mundo hostil y tecnificado, lo cuál tiene como resultado lo grotesco, una deformación producida por el contraste entre el contenido psicológico de los seres humanos enfrentados a una sociedad deshumanizada.
Las historias de Eximeno se encuandran en un futuro cercano, un futuro donde la idea del progreso es muy cuestionable, y donde los valores humanos primigenios se han perdido, potenciado los parches tecnológicos hacia los defectos e insuficiencias humanas. En este sentido el libro bien pudiera ser catalogado como un ejercicio de ciencia ficción distópica encaminada a observar cómo se desarrollan los diferentes comportamientos humanos de sus protagonistas en situaciones absurdas, algo muy parecido a las bondades de esa gran serie de televisión que es Black Mirror.
Así, por un precio muy económico, podemos disponer en cada capítulo de un látigo inmisericorde sobre nuestra desollada espalda, un gozoso sufrimiento en el que la atmósfera aséptica y fría de sus relatos nos asfixia causando una sensación de agobio y de desazón. Hay también barra libre de mala baba, litros de humor negro y hasta refrescos de licor cañí, fusión imposible pero que el maestro Eximeno organiza con mucha gracia sin desvirtuar el mensaje principal en absoluto. El sabor final sigue siendo amargo, pese a todo.
María Jesús y su acordeón como sacerdotisa de un extraño culto en un hotel de Benidorm. Otro hotel llamado Michael Bay, cuyo comportamiento se asemeja al de un ser vivo, unos jubilados llevados por sus familias a una fosa común, robots sexuales programados para satisfacer a cónyuges abandonados, y mil y una historias a cual más loca o imposible ¿Son grotescos los comportamientos humanos? ¿Tan patéticas son nuestras flaquezas, nuestros deseos ocultos, nuestras debilidades más inconfesables? Nosotros, lectores provenientes de un presente más o menos burgués, sabemos que estos futuros son posibles como no reaccionemos a tiempo. El autor, a su manera, nos advierte de estos peligros. Gracias, Santiago, mensaje recibido.
Alberto Monreal
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