El Monasterio de Sevan

Integrada en el monasterio de Sevan (Armenia), la iglesia de los Santos Apóstoles contiene dos extrañas representaciones de Jesucristo. La primera está justo en la puerta de acceso al templo. Aparentemente, se trata de una escena cristiana, pero el personaje que la preside posee extraños rasgos y va vestido a la manera oriental. No obstante, es una representación de Dios Padre. Ya en el interior, podemos ver una gran cruz de piedra repleta de motivos cristianos. En esta ocasión, Jesucristo aparece representado varias veces, protagonizando reconocibles episodios bíblicos. Quien no es en absoluto reconocible es el propio Jesús, que tiene unos rasgos asiáticos muy acentuados y luce dos largas trenzas. Estas exóticas representaciones de Cristo podrían obedecer a que el artista que las plasmó era de origen oriental, pero este no parece ser el caso o, cuando menos, la versión de los historiadores del arte que las han estudiado es muy distinta. Como ocurre en otros muchos monasterios armenios, los arquitectos y artistas involucrados en la construcción del de Sevan tomaron precauciones para que los invasores árabes y mongoles no destruyeran ni las iglesias ni las imágenes que contenían. Por eso es frecuente observar en muchos templos armenios elementos que tienen poco que ver con la iconografía cristiana, pero que les resultaban familiares a los enemigos de la cristiandad, quienes al verlos reprimían sus ansias de destruirlos. Aunque no siempre, el truco funcionó a menudo, de ahí que en Armenia haya tantos monasterios casi intactos.