Categorías de lugar: IglesiasEtiquetas de lugar: Danzas de la muerte y Edad Media
Ubicado en el museo de arte sacro de la Iglesia de San Nicolás (Niguliste), en Tallin, la danza de la muerte es la pintura de este género mejor conservada y de mayor tamaño de toda la zona Báltica. Es también el más destacado ejemplo que ha sobrevivido del artista tardomedieval Bernt Notke. Este prolífico artista estonio del gótico tardío es autor de otras piezas destacadas como la cruz triunfal de Lübeck, el retablo del altar de la catedral de Aarhus en Dinamarca, el altar mayor de la Iglesia del espíritu santo también en Tallin y la también misteriosa y, por desgracia, desaparecida danza de la muerte de Lübeck.
Aunque estas alegorías a la muerte como memento mori o recordatorios de que la vida es finita para todas las clases sociales por igual, fueron muy comunes durante los siglos XV y XVI, la mayoría no han sobrevivido el paso de los siglos. Este ejemplo es único por su tamaño y su estado de conservación y hará las delicias de los amantes de este macabro estilo medieval. La pintura original del siglo XV tenía 30 metros de largo pero la que ahora se puede ver en la capilla de San Antonio de esta iglesia en Tallin es de 7 metros de largo. Debido al parecido con el lienzo la catedral de Lübeck, todavía se está investigando si la danza de Tallin fue una copia directa de esta o una extensión. En todo caso el original de la ciudad alemana se deshizo por la mala conservación y la única copia del siglo XVIII que quedaba en la catedral fue destruida tras un vengativo bombardeo británico sobre objetivos civiles en 1942.
Como curiosidad histórica, en esta misma iglesia en Tallin que guarda la danza de la muerte en su museo interior, se expuso durante casi dos siglos la momia del mariscal de campo Charles Eugène de Croÿ. En el siglo XVII participó en batallas importantes como la toma de Viena y Belgrado contra el imperio otomano y terminó al servicio del ejercito ruso, pero por las deudas de guerra contraídas, al caer preso del rey sueco en Tallin y morir en cautividad nadie se quiso hacer cargo de su entierro por lo que se le abandonó en una de las capillas de la iglesia como castigo. Misteriosamente su cuerpo no se descompuso y fue una atracción para los ciudadanos de Tallin que no dudaron en exponer su momia para el disfrute de sus ciudadanos hasta los últimos años del siglo XIX. Toda una experiencia debió de ser la visita en una capilla de la momia del mariscal y en la siguiente capilla la imponente danza de la muerte en su original formato de 30 metros a la luz de las velas.
Para el que se acerque hoy en día a visitar el museo de la iglesia en la que se alberga el original de la danza de la muerte, recomiendo ver la sección donde se expone la también insólita colección de objetos de plata de la Hermandad medieval de las cabezas negras.
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