No debió ser nada fácil constuir los monasterios de Meteora, ubicados en las montañas de Tesalia (Grecia), ya que algunos están “suspendidos” a 600 metros de altura, en los mismos lugares que eligieron los primeros eremitas que los ocuparon, en el siglo XI, ya que su intención era estar lo más cerca posible de Dios. Una antigua tradición cristiana de la región, cuenta que las rocas de Meteora fueron enviadas desde el cielo a la Tierra para permitir que los monjes se retiraran a rezar en sus cumbres, cosa que continúan haciendo en la actualidad.
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