El Museo Egipcio de Turín

El Museo Egipcio, se llama en realidad Museo delle Antichità Egizie, y, pese a lo que cabría pensar, es el más antiguo del mundo. El de El Cairo –el único cuya colección es más importante– se fundó en 1902, aunque no abrió sus puertas hasta 1909.

El origen del museo se debe a la afición a la cultura egipcia, desde el siglo XVII, de la familia Saboya, la más importante de la región. La institución nació en 1724 de la mano de Vittorio Amedeo II quien fundó el museo de la Real Universidad de Turín. Cien años después, en 1824, se fundó oficialmente el museo de las antigüedades egipcias por Carlo Felice di Savoia. En ese momento incluía las piezas traídas de Egipto por Vitaliano Donati y la colección de Bernardino Drovetti, cónsul de Francia en Egipto, constituyéndose como la institución con más piezas egipcias fuera de ese país.

Hay una leyenda asociada a la fundación de este museo. Se dice que un príncipe egipcio, Pa Rahotep, tuvo que abandonar su país por unas disputas con los sacerdotes en el siglo XV a.C. Tras recorrer la costa de Grecia y de parte de la península itálica, acabó llegando a la actual Liguria, nombrada así por su hijo Ligurio, el cual se quedó en la zona mientras su padre continuaba viaje al norte. Cuando llegó a la ribera del Po le recordó al Nilo y decidió fundar allí una ciudad. Esa ciudad era la que hoy es Turín, fundada siete siglos antes de que llegaran los romanos y la llamaran Julia Taurinorum. Parece ser que el culto al dios Apis, con cabeza de toro, fue el que dio nombre a la ciudad.