La Basílica de San Juan de Dios

Una imagen de la Virgen Dolorosa, del siglo XVIII atribuida al granadino escultor Jose de Mora, de aproximadamente un metro de altura y que se encontraba en una capilla acristalada de la Basílica San Juan de Dios de Granada aparecía repentinamente el 13 de mayo de 1982 con cuatro regueros de lágrimas color sangre en el rostro. Era una imagen que en 1884 había sido recuperada ilesa en medio de los escombros tras un terremoto que hubo en la población granadina de Albuñuelas, y que tras casi un siglo de custodia, la familia que la albergaba en su casa decidió donarla a la Basílica. El padre Fernando Villanueva, de la Orden Hospitalaria, fue quien primero notó que en el rostro de la ya denominada “Virgen de las Lágrimas” habían aparecido cuatro trazos de lágrimas rojas junto a las que le colocó en su tiempo el escultor. El conocimiento de este cuanto menos inexplicable hallazgo causó una notable conmoción entre los fieles granadinos, que formaron largas colas para poder contemplar en su hornacina a la venerada imagen.  El padre Villanueva avisó de inmediato al superior de la Orden, quien comunicó tal hecho al padre provincial de los Hermanos de San Juan de Dios y al arzobispo. Se calcula que aquel día, se dieron cita en las proximidades de la Basílica más de cincuenta mil personas, hasta el punto que la Policía Nacional y Municipal montaron un dispositivo de vigilancia de la zona. Poco antes de las nueve y media de la noche, los hermanos de la Orden decidieron cerrar las puertas del templo, pero la multitud comenzó a gritar e increparlos contra el cierre de la Iglesia: «¡La Virgen es de todos, queremos verla!”. También se escuchaban Salves y otros cánticos marianos. “Nunca había sentido una cosa igual…” relataba una feligresa a un periódico local. La incógnita sobre si fue un milagro o un fraude se fue disipando y ni las autoridades eclesiásticas que hicieron desaparecer casi de inmediato la imagen con el pretexto de hacerle un análisis exhaustivo, ni las autoridades locales han llegado a aclarar nada ni de la veracidad del suceso ni del paradero de tan enigmática imagen… Al día siguiente todavía se aglutinaban decenas de devotos frente a la hornacina vacía de la virgen.