El Monasterio de San Pedro el Viejo

Situado en el casco antiguo de Huesca nos encontramos uno de los edificios más importantes de la ciudad. Se trata de un monasterio del siglo XII, uno de los ejemplos más representativos del románico aragonés.

Muchas son las particularidades de este singular edificio. Por una parte alberga los sepulcros de dos importantes reyes de Aragón: Alfonso I el Batallador y su hermano y sucesor, Ramiro II el Monje.

Los capiteles del claustro, aunque están en su mayoría restaurados en el siglo XIX, nos dejan ver una iconografía bastante particular: aquí encontramos monstruos, signos del Zodiaco (Piscis y Sagitario) y escenas poco frecuentes como la historia de Sansón en la que se ve cómo le cortan el cabello o la danza de Salomé para pedir a Herodes la cabeza de San Juan Bautista en una bandeja de plata.

En las dependencias que sobreviven de un anterior templo visigodo nos encontramos con una piedra utilizada para realizar exorcismos. Sobre ella se colocaba al poseso y se le hacía beber una mezcla de aceite, vinagre, sal y agua. Cuando vomitaba a causa del preparado, se decía que el Diablo había sido expulsado de su cuerpo.

Dentro de la iglesia llama la atención una imagen de la Virgen encinta. Se trata de una representación muy poco frecuente y que se conoce con la advocación de María de la O.

Una última curiosidad es que el tímpano de la puerta del claustro ha sido recogido en la novela El fuego invisible de Javier Sierra donde el autor deja entrever una de las pistas sobre la búsqueda del Grial.

Un lugar que no debemos dejar de visitar si nos acercamos a Huesca. Más recomendable si cabe, hacerlo con una visita guiada.