La casa del demonio

En la aldea coruñesa de Anllons, Ponteceso, se encuentra una vieja casona abandonada. Muchos aseguran que sigue ocupada, aunque no físicamente. A finales del S.XIX, el edificio estaba habitado por Juliana Rodríguez y su nieta Maria Cudins, quien se encargaba de cuidarle y asistirle desde que ésta quedó viuda. Fue precisamente desde el fallecimiento de su marido, cuando empezaron a ocurrir fenómenos molestos, atribuidos al mismísimo diablo. Les tiraban del pelo, rasgaban la ropa e incluso les escupían. Las mujeres acudieron en busca de ayuda al párroco de la zona, Juan Antonio Combarro, quien en un primer momento, les recetó rezar el Santo Rosario y frecuentar los Sacramentos. Pero la gran insistencia de las mujeres hizo que se desplazara hasta la vivienda a presenciar los fenómenos en primera persona. Cuando llegaron allí, empezaron a caer piedras en forma de granizo. Pero según caían, muchas de ellas desaparecían misteriosamente.

El sacerdote no volvió pero informó del suceso al cardenal arzobispo Santiago Martín Herrera, quien nombró una comisión de canónigos para estudiar el caso. La noticia se extendió por toda la comarca y empezó a denominarse como la casa do Demo. Tras la muerte de Juliana, María emigró a América y la casa se dejó abandonada. Las diabluras cesaron con la casa vacía, pero sigue albergando esta leyenda negra hasta nuestros días.

Fotografías: Marina Couto, Benjamin R.H.,