lugar categorías: Curiosidades y EdificiosEtiquetas de lugar: Batallas, Biblioteca, Cripta y Reliquias
Nos dirigimos a uno de los lugares más impresionantes de la Comunidad Autónoma de Madrid: el Monasterio de San Lorenzo del El Escorial, mandado construir allí por Felipe II. Se trata de uno de los bienes de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en la región madrileña y cuenta además con un buen número de misterios y curiosidades.
LA BIBLIOTECA DEL MONASTERIO
Fotografía: Xauxa Håkan Svensson Uno de los lugares más importantes del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es la Real Biblioteca. Su relevancia reside en la gran colección de manuscritos, libros y grandes obras de arte que posee. Sin embargo, su máximo esplendor se dio en los tiempos de Felipe II, en los que fue considerada la biblioteca más importante del mundo, después de la del Vaticano. Se sabe que el monarca era un gran humanista interesado por las artes, las ciencias y muchas de las disciplinas “prohibidas” como la magia, la alquimia o la astrología. La biblioteca fue testigo de importantes estudios astrológicos y varias visitas profesionales de dichas materias.
Entre su colección destacan más de 600 incunables prohibidos en tiempos de la Inquisición, que fueron rescatados por Arias Montano, experto en teología, medicina y conocedor de las tres lenguas semióticas, además del griego y el latín. Fue también miembro de la sociedad secreta conocida como Familia Charitatis. Su labor fue clave en el Concilio de Trento, participó a petición de Felipe II, en la traducción de las escrituras a distintos idiomas. Todo ello le trajo grandes problemas con la Inquisición, que durante mucho tiempo estuvo detrás de él.
La biblioteca fue construida por Pellegrino Tibaldi y Bartolomé Carducho por órdenes de Juan de Herrera y Fray José de Sigüenza. Bajo la bóveda de cañón se representan las siete artes: Gramática, Retórica y Dialéctica, Aritmética, Música, Geometría y Astrología. Sus frescos llenos de simbología y de significado complejo, son difíciles de descifrar. Todo ello hace de la biblioteca, el lugar más misterioso e intrigante del Monasterio.
EL GRECO Y EL ESCORIAL
El Greco. El martirio de San Mauricio y la legión tebana (1580-1582). Doménikos Theotokópoulos nació en Candia (Creta) en 1541. Pocos datos tenemos de su vida hasta que se ganó la fama de gran pintor. Doménikos estaba convencido de que era un gran pintor y que la única manera de alcanzar reconocimiento, riqueza y fama, era marcharse de Creta. Primero acudió a Venecia y de ahí a Roma. Perseguía llegar a ser un pintor al servicio del Papa. Gracias a la ayuda del grabador Giulio Clovio, que trabajaba para el pontífice, consiguió un puesto de miniaturista para la curia vaticana. Sin embargo, no duró mucho tiempo en su posición. Se dice que las luchas interinas en la corte papal lo derrocaron, pues Doménikos siempre decía lo que pensaba y esto le granjeó muchos enemigos.
Entonces surgió una oportunidad en España: la de viajar al Escorial como pintor de Felipe II para la decoración del monasterio de El Escorial. La sugerencia provenía de un destacado de la corona española en Roma: Benito Arias Montano, al que ya conocemos. Pese a que el Greco en un primer momento rechazó la propuesta, al verse finalmente desplazado de su trabajo, por fin, se decidió a viajar a España en 1576.
Tras un breve paso por Madrid, Doménikos viajó a Toledo donde tenía algunos conocidos que enseguida le proporcionaron algunos contratos para realizar lienzos para iglesias de la ciudad. Pero la intención del Greco no era quedarse en Toledo, sino establecerse en El Escorial al servicio de Felipe II y realizar obras para el monasterio que se estaba decorando en aquel momento.
Allí nuestro pintor realizó dos lienzos como prueba de su valía: El martirio de San Mauricio y la legión tebana, como encargo real, y Adoración del nombre de Jesús (también conocido como la Alegoría de la Liga Santa o Sueño de Felipe II), ambos realizados entre 1578 y 1582. El monarca no gustó de las obras de nuestro pintor así que de nuevo fallaron sus planes para alcanzar la ansiada fama. Es en ese momento cuando el Greco decide instalarse en Toledo, lugar donde sí será reconocido y donde adquirirá el sobrenombre por el que todos le conocemos: el Greco, por su origen cretense.
LAS RELIQUIAS
Fotografía: Cadena Ser Felipe II fue un fervoroso católico y trató, a lo largo de su vida, de dotarse de todos los elementos posibles en favor de su fe para contrarrestar las fuerzas malignas. Tras las resoluciones del Concilio de Trento sobre a la veneración de los santos, Felipe II recopiló en el Monasterio de una de las mayores colecciones de reliquias del mundo católico. La colección constaba de unas 7500 reliquias, aproximadamente 11 cuerpos incorruptos de santos, 306 huesos y 144 calaveras, además de diferentes objetos considerados sagrados. Podemos destacar un paño con lágrimas de la Virgen, un cabello de Cristo, varias espinas de la corona con que fue martirizado y hasta algunos clavos de la cruz. Estas reliquias fueron albergadas en cajas o relicarios escultóricos que fueron diseñados por Juan de Herrera. Estos relicarios adoptan las más variadas formas: cabezas, brazos, estuches piramidales, arquetas etc. Las reliquias se colocaron estratégicamente por todo el Monasterio concentrándose las más importantes en la Basílica. En el lado del Evangelio se guardan todos los huesos de los santos y mártires. En el lado opuesto se hallan los restos de los santos y mártires. En la actualidad todos estos relicarios permanecen cerrados exponiéndose únicamente el día de Todos los Santos.
LA SALA DE BATALLAS
Felipe II quiso también mostrar su poder militar en el monasterio. Por ello dotó de una serie de representaciones bélicas a la llamada “Sala de Batallas”. Podemos mencionar dos de las contiendas de esa sala, las referidas a la conquista de las Azores, que cerraría el proceso de la toma de Portugal: la conocida como Batalla de San Miguel o Presa de Estrozi en 1582 y La toma de la Isla Tercera en 1583.
Tras la toma de Lisboa, Felipe II hizo entrada en Portugal, primero estableciendo cortes en la ciudad de Tomar y luego pasando a la ciudad de Lisboa, con lo cual todo el reino y sus colonias quedaron bajo mando español. No obstante quedaba un reducto rebelde en las Azores occidentales, lugar estratégico en el camino a las Indias, que no acataba todavía a Felipe II como rey, siguiendo a don Antonio, Prior de Crato. Don Antonio había acudido al inglés y al francés a solicitar ayuda para su causa, recibiendo el apoyo fundamental de Catalina de Medicis (madre de Enrique III) en Francia, que le brindará su ayuda si a cambio le cede la colonia de Brasil. Esta noticia llega a las Islas Azores (o Terceras), donde se han refugiado los mayores opositores al reinado de Felipe II, que, confiando en la ayuda francesa, deciden resistir sublevados. De todo el archipiélago sólo las islas de San Miguel y Santa María juran fidelidad a Felipe II, quedando proscritas las restantes. Se tomará primero la Tercera y después las de Fayal y San Jorge. Entre 1582 y 1583 tras diversas contiendas, las islas Terceras, último reducto de la resistencia portuguesa, caerán bajo el yugo de Felipe II, culminando así su anexión al territorio español.
Los otros episodios bélicos representados en esta sala son la batalla de la Higueruela que mantuvo Juan II de Trastámara en las inmediaciones de Granada en julio de 1431; la campaña de San Quintín, el 10 de agosto de 1557, por cuya victoria y en acción de gracias se levantó el monasterio, y, por último, en los testeros, los ya mencionados episodios de la anexión de Portugal ya en 1583.
LA CRIPTA
Cripta del Monasterio de El Escorial. Fotografía: Bocachete La Cripta Real del Monasterio de El Escorial, conocida también como el Panteón de Reyes, fue construida por Juan Gómez de Mora siguiendo las trazas de Juan Bautista Crescenzi. Está formada por veintiséis sepulcros de mármol donde reposan los restos de los reyes y reinas de España de las dinastías de Austria y Borbón, exceptuando a los reyes Felipe V y Fernando VI, Amadeo I, de la casa de Saboya, y José I, de la de Bonaparte, estos últimos enterrados fuera de España.
El lugar parece estar embebido en una zona telúrica, pues son muchos los que relatan haber sentido una extraña energia al situarse en el centro geométrico de este espacio. Algunos dicen que esta energía proviene del Infierno, ya que El Escorial habría sido construido específicamente en ese lugar para tapar una de las bocas del Averno. En cualquier caso, se trata de una tradición popular.
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