Las brujas de Zugarramurdi

A escasos kilómetros de la frontera francesa y del valle del Baztan se encuentran las Cuevas de Zugarramurdi, conocidas por ser lugar de celebración de los míticos aquelarres o reuniones de brujas, perseguidas por la Inquisición durante el siglo XVI.

Al llegar la Navidad de 1608, María de Ximildegui regresó del territorio francés a su pueblo natal, Zugarramurdi, donde confesó ser una bruja y acudir a reuniones de brujos en presencia del demonio. Los inquisidores Alonso Becerra Holguín, Juan Valle Alvarado y Alonso Salazar tomaron cartas en el asunto. A principios de 1609 varios vecinos fueron acusados de cometer asesinatos para el beneplácito del diablo. Algunos murieron en presión después a causa de enfermedades, pero otros confesaron cometer asesinatos, maleficios contra animales y personas… etcétera.  

Alonso de Salazar organizó un auto de fe el 6 de noviembre de 1610 con el propósito de que los condenados mostraran su arrepentimiento hacia el tribunal y se reconciliaran con la Iglesia. El auto congregó a unas 20 mil personas procedentes de los pueblos vecinos. Sin embargo, los condenados mantuvieron firme su declaración de inocencia, aceptando así, la condena de la hoguera. Tres días más tarde Domingo de Subildegui, Graciana Xarra, Petri de Juangorena, María de Echatute, María de Arburu y María Baztán de la Borda murieron quemados en la hoguera.  

Más adelante, el inquisidor siguió sus investigaciones y contactó con El Tribunal de Madrid, quien emitió un documento en el año 1614 ordenando investigar escépticamente las denuncias sobre casos de brujería. 

Fotografías: Rafa Sánchez, Esteban Talavera Durán, Aitor López San José y Ángela Cristóbal