La Antártida
Aquellos que, o bien lo han explorado o trabajan en las bases científicas instaladas allí, dicen que el vasto paisaje blanco y frío al que se reduce el continente helado es siempre el mismo. La desorientación, sin prácticamente ningún punto de referencia, es uno de los muchos peligros que caracterizan la Antártida, sin olvidar las temperaturas extremas que rondan los cincuenta grados centígrados bajo cero, los temporales de ventiscas, las fisuras y grietas abisales en el hielo que la nieve oculta y que ceden al menor peso… La Antártida se erige con diferencia como la tierra yerma más hostil del planeta, un espacio aislado, estéril y poco habitable.
Olvidamos con frecuencia que apenas hace poco más de un siglo que el hombre coronó con éxito el centro del Polo Sur, estableciendo así uno de los últimos logros de exploración de lo desconocido. Un paraje tan extraño como peligroso despierta sin duda la curiosidad innata del hombre, y pese a los múltiples intentos de penetrar en la eterna tierra de hielo, no fue hasta finales de 1911 cuando culminó una carrera exploradora sin precedentes entre el noruego Roald Amundsen y el inglés Robert Falcon Scott. El duelo terminó con Amundsen, comandando el mítico navío Fram para llegar hasta la costa de su destino, como vencedor; la Expedición Terra Nova del inglés consiguió semanas más tarde llegar al Polo Sur, pero no sobrevivió al viaje de regreso. Pese a que la hazaña de Amundsen quedó eclipsada por la muerte por hipotermia de Scott y todo su equipo, los relatos que llegaron de lo sorprendente y tenebroso de aquellas tierras inexploradas, han hecho explotar la imaginación de los escritores más brillantes e imaginativos.
Desde horrores innombrables pasando por descubrimientos milenarios hasta incluso seres de otros mundos. La Antártida, en su árida y eterna blancura, sigue despertando el miedo a aquello que sobrepasa las fronteras de lo conocido. No hay nada más estimulante que imaginar un paraíso infernal helado como el último de los círculos de Dante disponible no a través de viajes fantásticos o imposibles, sino al alcance de todo aquel lo suficientemente atrevido dispuesto a arriesgar su vida… y pasar un poco de frío, claro. Pero mientras vamos tomando la difícil decisión de cruzarnos medio planeta, podemos ir abriendo boca con algunas interesantes perspectivas desde las páginas de un libro o la lisa pantalla de televisión.
Sin olvidar el épico final de la obra de Mary Shelley, que queda fuera en esta ocasión por desarrollarse en el Ártico, fue Edgar Alan Poe quien había abierto la vereda, como un potente rompehielos, con su más enigmática obra El relato de Arthur Gordon Pym (1838). Pese a que todavía en su época nadie había conseguido adentrarse en la Antártida, la única novela de Poe relata con maestría e imaginación rozando lo onírico, las aventuras de este clandestino viajero que termina introduciéndose en los oscuros océanos que rodean al continente. Lovecraft, heredero del maestro y obsesionado con esta obra, consiguió dar un giro al género literario que trataba las búsqueda de mundos perdidos con la magnífica En las montañas de la locura, de la que este año celebraremos el 80º aniversario de su publicación. En la versión lovecraftiana no sólo encontraremos extraños pingüinos gigantes —albinos y ciegos—, sino las tenebrosas pistas que se esconden tras unas montañas inusualmente afiladas, morada milenaria de los Antiguos y sus más desagradables y monstruosos esclavos, los shoggoth. Podría incluso vincularse con la primera temporada de Helix (2014 – ~).
Dos años más tarde de la publicación de Lovecraft, John W. Campbell Jr. deslumbraba al mundo con un relato intrépido, angustioso y excepcional que se adentraba en la Antártida no en busca de monstruos propios del horror cósmico, sino de extraterrestres que yacían congelados desde tiempos inmemorables. De esta forma, “¿Quién anda ahí?” (1938) marca un antes y un después en la temática literaria de exploración de la Antártida con tintes de la mejor ciencia ficción, presentando un equipo de investigación científica que encuentra en el hielo polar una nave alienígena con un habitante inesperado en su interior. Jugando con los dobles, pues el alien es capaz de copiar la apariencia de otros seres vivos, Campbell nos sumerge en una fría narración de sospechas y traición. Con los años las adaptaciones cinematográficas no tardaron en llegar, y contamos con hasta tres versiones, destacando las dos primeras: El enigma… de otro mundo (1951), más fiel al relato; La cosa (1982) versión libre y con el horror característico de Carpenter y una tercera que no hace justicia a las dos anteriores, La cosa (2011).
Para culminar este paseo helado, la guinda la coloca otra novela de ciencia ficción, La noche de los tiempos (1968), del francés René Barjavel. Una perspectiva más humana si cabe, una historia de amor y descubrimientos científicos donde una extraña esfera oculta a kilómetros de profundidad en el hielo antártico contiene los secretos más maravillosos y oscuros al mismo tiempo de una antigua civilización anterior a la humana y mucho más avanzada tecnológicamente.
Sin duda una serie de narraciones que deleitarán a los más ansiosos exploradores de espíritu, y por qué no, su lectura, una refrescante compañera de cara al que prevé ser un caluroso verano.
Madrid, 1987. David Hidalgo es filólogo hispánico, teórico de la literatura, crítico cultural, escritor de relatos y guionista de cómics. Combina su formación académica y sus intereses literarios y cinematográficos enfocados hacia el horror narrativo redactando artículos para diferentes revistas y webs. Actualmente es Coordinador de Literatura de la Semana Gótica de Madrid.