
La elegancia decimonónica, el terror arrabalero londinense, el pulp fiction de plumas de pavo real, las ínfulas poéticas más refinadas y malditas y, en definitiva, toda la sed de sangre que un dandy vampírico a la vieja usanza necesita, se encuentra, se sacia, en este maravilloso ejercicio de retorcido y malvado fin de siècle televisivo. Al fin se estrena en España esta serie de ocho capítulos capitaneados por John Logan, un reputado guionista hollywoodiense que cuenta entre algunas de sus películas más conocidas obras como, Gladiator y la más cercana a la sangre londinense que nos ocupa, Sweeny Todd, de nuestro querido y cada vez más prescindible Tim Burton. Acompañando a John Logan se encuentra Sam Mendes, al que conocemos sobre todo por dirigir la estupenda American Beauty. Ambos crean para la cadena de televisión estadounidense Showtime, un serial basado supuestamente en las pequeñas publicaciones de horror en la antigua Inglaterra victoriana que proliferaban por aquella época, de la que precisamente Sweeny Todd era uno de sus hallazgos, pero traídas al presente en un pastiche muy de cómic, parecido a la Liga de los Hombres Extraordinarios, en el que mezclan a los vampiros con Dorian Gray, Frankenstein y cualquier otro personaje popular y maldito del horror del siglo XIX.
La historia de esta primera temporada es bastante débil y en ocasiones inconsistente, con comportamientos y actitudes a veces tan inconexos como incoherentes. Pero eso es lo de menos, porque la factura estética de la serie es tan apabullante que acabamos perdonando todos sus pecados. Tanto la fotografía como los decorados o la cuidada ambientación, es de una soberbia calidad, y para ello se han contratado a algunos directores punteros como el español Juan Antonio Bayona, que se encarga de los dos primeros capítulos de la saga con una maestría estética semejante a la de sus películas. El elenco de actores recoge algunos nombres célebres venidos a menos, como Josh Harnett o Timothy Dalton, pero son fagocitados en escena cada vez que aparece la insultante y graciosa presencia de su majestad Eva Green que, a veces se muestra irónica, a ratos poseída, en ocasiones enloquecida, pero siempre, absolutamente siempre, esconde toda una definición del arte escénico cada vez que se acerca una taza de té a sus labios. Simplemente está estupenda. Mención aparte hay que hacerla a mi admirado David Warner, uno de mis “malos” favoritos del cine, que aquí hace un pequeño papel como Van Helsing. La música, a cargo de Abel Korzeniowski, acompaña a las imágenes con un estupendo manto sonoro tan siniestro como atormentado, en uno de los mejores trabajos que recuerdo a nivel musical en una serie de televisión. Clásica, pero a un mismo tiempo actual, la partitura del maestro Korzeniowski siembra oscuridad y belleza a partes iguales.
Las reminiscencias del posromanticismo tardío campan a sus anchas en los perversos fotogramas de Penny Dreadful. Uno parece ver cuadros de Franz Von Stuck o los ambientes malditos de Baudelaire o Poe mientras recorre los capítulos de esta serie, todo ello salpicado por el cine de terror actual realizado con gusto, estilo y de una manera muy gótica, más cercana a la ortodoxia clasicista del terror romántico que a la serie B del terror actual, aunque Penny Dreadful emane de las dos fuentes. La pena es que haya capítulos muy irregulares o que algunas tramas carezcan de interés o resulten prescindibles. El punto débil es, sin duda alguna, su guión. Si no fuera por ello estaríamos hablando de una obra maestra. Afortunadamente, en lo que sí destaca sobremanera esta serie, es en el auténtico regalo para la vista: su cuidada estética. Es una delicia disfrutar del excelente vestuario. En cada cambio de escena estoy que me muerdo las uñas por saber qué llevará la Green. También destaca la magnífica ambientación, la iluminación, la decoración, que huele toda ella a perfumes henchidos en cloacas de sangre. En ese sentido, Penny Dreadful es muy especial y, si te atrae el terror del siglo XIX y la estética decadentista, Penny Dreadful es perfecta. Y afortunadamente sus responsables han confirmado una segunda temporada, que actualmente se está rodando en Dublín y que constará de diez capítulos más con los que saciar de sangre nuestro apetito de gótico canónico.
Por Alberto Monreal
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Me encanta la serie Penny Dreadful ! ! !