
En la mitología eslava, Rusalki (plural para Rusalka) eran sirenas fluviales que a veces salían del agua para atraer con malas artes a los hombres, llevarlos hasta el río y ahogarlos envueltos entre sus brazos. Se decía que eran encarnaciones perversas de mujeres jóvenes que tuvieron una muerte prematura y violenta, ya fuese debido a un crimen o un suicidio. Al morir antes del tiempo asignado para su vida en la Tierra, debían completarlo como estos espíritus acuáticos y vengativos, cuyas víctimas solían ser jóvenes adultos con la suficiente imprudencia como para dejarse seducir por una rusalka a la orilla de un río.
Con el cristianismo también alcanzaban este estado los espíritus de mujeres muertas de manera natural pero que no habían sido bautizadas o enterradas en un campo santo.
La época de más incidentes relacionados con las Rusalki tenía lugar en la séptima semana después de Pascua, conocida entre los eslavos como Semik (semana séptima). Originariamente era un festival eslavo de la fertilidad vinculado con el culto de los muertos y los ritos agrícolas de la temporada. Una vez cristianizado, se celebró hasta los años 30.
La canción de la luna, de la ópera «Ruslaka» de Antonin Dvořák, interpretada por Anna Netrebko.
[embedyt] https://www.youtube.com/watch?v=MwuNqcKUxto[/embedyt]